Santorini

Llegar a Santorini en barco es algo impresonante. Se pueden ver las blancas casitas sobre la negra roca de lava, se siente la energía que tiene este lugar. La gente es simpática y las vistas son una maravilla. Si tienes la dicha de una habitación de hotel con vistas al mar ya no se puede pedir más. Los atardeceres son para recordar.

Cuando llegas a Fira, la capital de Santorini, casi no lo puedes creer. Esas casitas blancas construidas casi al borde del precipicio, allá en lo alto de la montaña, parecen imposibles. A la ciudad puedes subir en funicular, caminando por un sendero serpenteante y empinado o en burro.En general las casitas particulares tienen una puerta pequeña, a veces con escaleras empinadas, pero eso si todas tienen terrazas a las que se accede también por escaleras. Cuando anochezca y se comienzan a encender las luces, el espectáculo variará, pues las casitas parecen tomar otro color, no parecen más blancas, las verás diferentes, pero siempre fascinantes.

Espectacular la isla de Santorini. Una pasada de bonitos paisajes.

No se puede ir a Santorini y no hacer la excursión al volcán. Es una parada obligatoria y la verdad es que nos divertimos mucho. Nosotros en particular cogimos la excursión que dura casi todo el día y compramos los tickets directamente desde el hotel. Nuestro punto de partida era el puerto de Fira y decidimos que para la ida bajariamos en teleférico y la subida hacerla subidos en un burro.

Viaje de ensueño.Fuimos unos dias de vacaciones a Santorini y nos encantó todo. Sus cristalinas aguas, sus calles, las casas, sus iglesias. Muy recomendable realizar esnorkel en la zona del volcán. Volveremos.