Decir que visitar Roma es un placer es quedarse muy corto. La Ciudad Eterna tiene todo aquello con lo que soñamos los turistas: historia, monumentos, belleza y además cuenta con algunos de los lugares más impresionantes del mundo. Pasear por el Foro o sucumbir a los encantos del Coliseum, son solo algunas de las cosas que hacen de Roma un viaje necesario.
Por si esto no fuera suficiente, Roma cuenta además con una gastronomía tan deliciosa como propia que puede convertir cada comida en un momento inolvidable. Pero lo primero siempre debe ser conocer todos los tipos de establecimientos donde es posible comer, porque los hay aptos para todos los gustos y todos los bolsillos.
Los más baratos y asequibles son los Snack Bar donde un trozo de pizza o un panino y un refresco son el plato estrella. Perfectos como “tentenpie” entre visita y visita. Las Tavola Calda son también una opción muy popular. Se trata de un buffet de comida preparada donde se paga al peso y salen muy bien de precio.
Aunque las más populares son, sin duda, las Pizzerias. Estos locales especializados en el plato italiano más internacional son una visita casi obligada en Roma. Debemos decir lo mismo de las Trattorias, casas de comida casera donde sirven los más ricos y auténticos platos de pasta italiana. Por último y para los más pudientes, también abundan los clásicos restaurantes donde encontrar tanto platos de comida tradicional como novedosas opciones de gastronomía moderna.
En cuanto a qué comer en Roma, hay que decir que se come rico, sabroso, abundante y nutritivo. Cuidado aquellos con problemas de colesterol que en Roma se puede poner por las nubes. El origen de muchos de los platos típicos romanos -al igual que muchos de los nuestros- es la comida tradicional de las zonas rurales. Se trata de platos pensados para aportar la energía que pastores y campesinos necesitaban para su día a día. Son platos sencillos, elaborados con ingredientes cotidianos y accesibles y donde hay un rey indiscutible: la pasta.
El plato más internacional de la comida romana son los spaghetti alla carbonara que a estas alturas son tan famosos allí como aquí. La verdadera carbonara romana se prepara tan solo con huevo y un tocino especial (hecho con la mejilla del cerdo) al que llaman guanciale; lo de echarle nata es una “carbonara a la española”.
Seguimos con la pasta para hablar de la pasta alla checa con una salsa compuesta de mozzarella de búfala, caciotta romana (queso de oveja), cherrys y albahaca que acompaña normalmente a unos penne o unos fusilli (tipos de pasta corta).
También es muy popular en Roma, aunque tiene su origen en el pueblo de Amatrice, los bucatini all’amatriciana. Estos espaguetis gordos y con un agujero dentro (buco es agujero en italiano) se sirven con una salsa compuesta por guanciale, pecorino, salsa de tomate y pimienta.
Podríamos seguir con cientos de riquísimos platos de pasta como los picantes penne all’arrabbiata o los sencillos pero deliciosos spaghetti cacio e pepe -donde el aceite de oliva es el ingrediente estrella- pero aunque la pasta es la estrella, merece la pena seguir adelante y descubrir que la comida romana es mucho más que pasta.
El cordero lechal es uno de los platos mas apreciados en Roma, donde se conoce como Abbacchio. Al igual que nosotros, tienen mil y una formas de prepararlo y todas son deliciosas. Tenemos el abbacchio al forno o el cordero al horno, el abbacchio a scottadito o las costillas a la brasa o el abbacchio alla cacciatora, donde se cocina con un sofrito y hiervas.
Cambiamos de animal pero seguimos chupándonos los dedos con el popular Porchetta di Aricia. Aricia es un pueblo a las afueras de Roma y de allí proviene este cerdo entero deshuesado y vaciado relleno con hiervas y cocinado al horno, donde los romanos aplican el viejo dicho popular que reza ¡del cerdo, hasta los andares!.
Con el saltimbocca alla romana le toca el turno a la ternera. Son lomos cortados muy delgados cocinados con mantequilla y aderezados con una loncha de jamón crujiente que van a satisfacer al gourmet más exigente. La coda alla vaccinara es la versión italiana de nuestro rabo de toro, cocinado durante horas con paciencia, cariño, manteca de cerdo y hiervas.
Seguimos disfrutando de la comida romana pasando a hablar de lo maravillosamente bien que cocinan el quinto cuarto. Así es como llaman en la Ciudad Eterna a las entrañas, lo que quedaba de los animales tras vender las partes mas nobles a quienes podían pagarlo. Incluso para quienes no estén acostumbrados a comerlos, va a resultar un placer. La Trippa alla romana es un buen ejemplo. Son callos de ternera cocinados con un sofrito de verduras y acompañado por pecorino y menta. La salsa alla pajata se sirve con diversas pastas y consiste en entrañas de ternera, con tocino, zanahoria, apio y cebolla y, además, está muy rica. La Coratella es otro imprescindible cuando hablamos del quinto cuarto. En esta ocasión se cocinan las entrañas del cordero con mucha cebolla y se sirve con alcachofa romana.
Después de repasar las pastas más populares, los más ricos y sabrosos platos de carne y los exquisitos guisos que hacen con el quinto cuarto, vamos a terminar por el principio: los antipasti o entrantes. En este apartado el suppli alla romana hay que probarlo si o si. Esta croqueta rellana de arroz, tomate, carne y queso recibe el nombre coloquial de suppli al teléfono, ya que el queso causa el efecto del cable de este aparato cuando se da el primer mordisco. Otro clásico entre los entrantes son las Carciofi alla giudia o alcachofas a la judía, cocinadas en la sartén con ajo, perejil y menta.
Tras estas pequeñas pinceladas de las ricas y sabrosas delicias romanas ya no queda otra que probarlas todas y elegir cual es nuestra preferida. Visita Roma y ¡buen provecho, amigo!