Menorca, esencia mediterránea

Todo el mundo sabe de la belleza de sus playas y conoce del encanto de sus pueblos, pero no es tan conocida su naturaleza, ni su historia o sus grandes monumentos; una isla plagada de rincones con todo el encanto del Mediterráneo. Pequeña pero completa, Menorca es un destino que nunca defrauda.

Sus playas son uno de sus grandes atractivos. Están las salvajes calas del norte, agrestes y venteadas, con una peculiar arena roja y unos paisajes esculpidos por el viento que prometen grandes días de playa. Algunos ejemplos ilustres serían Cala Tortuga, Cala Morrell o Cala Pregonda.

Que ver en Menorca

Al sur vamos a disfrutar de las playas de postal. Arena fina y blanca y aguas de un perfecto color turquesa, pequeños pedazos de paraíso. Una de las más famosas es Macarelleta y por eso en temporada alta puede resultar imposible.

Sus pueblos son otro de los puntos fuertes. El casco histórico de Ciudadela es una buena muestra de su encanto. La Catedral, el Castillo y un paseo por sus calles para terminar con una cena exquisita en el puerto, son una tarde de turismo perfecto por Menorca.

También hay que destinar tiempo a Mahón, la capital, para visitar uno de los puertos naturales más grandes del Mediterráneo y recorrer los 6 kilómetros de paseo marítimo. Y no podemos olvidarnos de Benibéquer con sus casas blancas y calles empedradas, o de Fornells, un pueblo marinero de los de antaño.

Y hasta aquí, lo que ya sabíamos de Menorca. Ahora llega el momento de dejarse sorprender por lo que nos esperabas de esta pequeña gran isla.

Muchos no esperan encontrar en Menorca algunos de los yacimientos arqueológicos más importantes de Europa. Se trata de los vestigios de la cultura Talayótica, con una antigüedad superior a 4000 años, que se pueden visitar en la Necrópolis de Cala Morrell o en la Naveta des Tudons, entre otros.

También deja boquiabierto saber que esta isla es un verdadero paraíso para los aficionados a la naturaleza y el senderismo. El Camí de Cavalls es un sendero de 183 kilómetros que recorre todo el perímetro de la isla, sus calas, sus acantilados y sus paisajes en 20 etapas perfectamente señalizadas.

Y si de naturaleza se trata, merece la pena subir hasta la cima de la isla, el Monte Toro. Aunque solo tiene 358 metros de altura, regala una vista de 360 grados sobre todos los paisajes de Menorca.

Otra de las sorpresas que esconde Menorca son sus faros. Hay siete faros repartidos por todos los rincones de la isla, cada cuál más bonito, cada uno con más encanto que el anterior y todos perfectos para uno de los mágicos atardeceres de Menorca.

Aún nos queda por ver un pedazo de historia en la Fortaleza de la Mola, uno de los fuertes más grandes construidos en Europa durante el siglo XIX. Una gran visita que te llevará por multitud de estancias y túneles, además de recorridos con vistas espectaculares.

Todo esto no son más que unas pocas de las muchas razones que hay para visitar Menorca y disfrutar de la esencia del Mediterráneo. 

X

NOTICIAS RELACIONADAS