Hay ciudades por las que no pasa el tiempo, ciudades donde han sabido conservar todo el encanto de la vida y las costumbres de antaño. Fez es un gran ejemplo de ello. A la sombra de grandes ciudades como Casablanca o Marrakech, Fez ha permanecido escondida e inalterable. Pero sobre todo hermosa y monumental, como corresponde a una de las primeras ciudades imperiales de Marruecos.