La gente que ha estado en el Valle del Elqui coincide en una palabra: mística. Por alguna extraña razón, en este lugar uno se siente tranquilo, liviano, esperanzado, contento, con la mente despejada. Para muchos chilenos, es el sitio ideal para desconectarse de la rutina o reflexionar sobre los rumbos de sus vidas.
Más de 6.000 kilómetros de norte a sur donde verlo y vivirlo todo, eso es Chile. Es el lugar de los contrastes. Un país donde visitar el gran desierto de Atacama y allí alcanzar las estrellas desde alguno de sus observatorios; también puedes subir las cumbres nevadas de los Andes y sentirte en el techo de mundo; puedes recorrer la majestuosa Patagonia y ver el glaciar Pio XII, el más grande de Sudamérica; incluso puedes llegar hasta el fin de mundo, el Cabo de Hornos.
Pero además de una naturaleza que te deja sin aliento, Chile también tiene Santiago, su capital, visita necesaria e indispensable, o Valparaiso y sus casas de colores. Sin olvidarnos de sus gentes, su cultura y su gastronomía, que vas descubriendo paso a paso mientras recorres este angosto país.
Por todo esto, Chile es un lugar donde puedes hacer y vivir todo aquello que seas capaz de imaginar.
¡Vive, viaja y disfruta Chile!
Los asombrosos colores del río Futaleufú
Cuando estaba en El Chaltén, en la Patagonia argentina, decidí pasar al lado chileno para recorrer un tramo de la popular Carretera Austral. La idea era simple: avanzar rápidamente hacia el norte, parando únicamente para dormir. En ningún momento me imaginé que iba a ser una extensa travesía con una magnífica recompensa al final.
Laguna Cejar, un lugar mágico para flotar en el desierto
“Tienes que ir a la Laguna Cejar, sí o sí”, fue el consejo que me dio Yahair, un amigo chileno que conocí en el Valle del Elqui. Sacó su celular y me mostró una foto que hacía aún más poderosa la recomendación: aparecía él flotando en una laguna de color turquesa oscuro y con la Cordillera de los Andes de fondo. Al ver la imagen me dije: “tengo que tomarme esa misma foto, no me importa el cliché”.
Rapa Nui, el enigma de una cultura milenaria
Hay viajes y viajes. Cuando te gusta viajar cualquier excusa en buena para hacerla maleta. Aunque esta vez, he de reconocer que cuando mi hermana me propuso un viaje a Isla de Pascua, me quedé de una piedra. Las dudas me duraron menos de un minuto. Conozco bien a mi hermana, hemos viajado mucho juntas y sé que nunca elige destinos al uso, pero también sé que nunca se equivoca. Así que, nos fuimos a la Isla de Pascua.