Los Colosos de Memnón, inertes, solitarios , contemplativos, con el rostro desfigurado y el cuerpo deteriorado son los únicos restos visibles de lo que en un tiempo fue el templo funerario de Amenhotep III, faraón de la XVIII dinastía de Egipto. Están aquí desde hace 3400 años custodiando la entrada del templo.