Bienvenidos a una ciudad apasionante, Mumbai. Una de las urbes más pobladas del mundo y una de las ciudades míticas de la gran e inigualable India. Un verdadero crisol de culturas, de gentes, de actividad y de ruido que conquista al visitante, porque de una forma u otra siempre hay algo que te engancha en Bombay.
Situada al este del país y a orillas del maravilloso Océano Índico, en esta ciudad con más de 18 millones de habitantes, la primera impresión del turista es la de encontrarse con todos y cada uno de ellos. Las calles están repletas de vendedores y puestecillos de todo tipo, sin apenas un centímetro libre de acera ¡Y el tráfico es aún peor! Coches, motos, carritos, autobuses, vacas… atestando calles enormes y pitando como si les fuera la vida en ello. Por eso, cuando se llega a Bombay hay que ir mentalizado, el silencio y la tranquilidad son elementos de lujo en esta ciudad.
Una vez superada la tremenda impresión inicial-sobre todo si es la primera ciudad india que se visita- llega el momento de imbuirse en el caos y disfrutar. Todo empieza en Colaba, el corazón del antiguo puerto de Bombay, el barrio más turístico y uno de las lugares con más encanto de la ciudad. Durante su paseo por la zona el visitante se topara con la Puerta de la India. Este arco que mezcla de forma magistral la arquitectura colonial inglesa con elementos de la cultura india, fue construido por George Wittet, el mismo arquitecto de otro de los edificios más impresionantes de la ciudad, la Terminal Victoria. Este icono de la Mumbai Victoriana es, posiblemente, uno de los edificios más bellos de todo el país.
Muy cerca de la estación, para aquellos que tengan ganas de descubrir la verdadera cara de esta ciudad, está la zona de los bazares. Hay diferentes bazares diseminados en intrincadas y estrechas calles repletas de coches, gente y ruido, donde parece que nadie se entiende pero resulta que todo el mundo lo hace. Entre los mercados destaca el Mathama Phule, el caótico mercado central de alimentos. Aquí hay que ir si o si para experimentar la parte más autóctona de la ciudad, aunque los visitantes más aprensivos deben tratar de evitar la zona de animales vivos.
Como es una ciudad donde hay que vivir los contrastes, la siguiente parada debe ser Marina Drive. Este gran paseo marítimo es una de las zonas más caras y lujosas de Bombay, además de ofrecer una vista estupenda de la ciudad y el océano. Las tardes y los fines de semana el paseo está repleto, ya que es uno de los sitios preferidos por los lugareños para sus ratos de ocio, convirtiéndose en uno de los paseos vespertinos más interesantes de Bombay.
Tras todas estas caras de Bombay: la victoriana, la auténtica y la ociosa, llega el turno de la parte más espiritual de la ciudad, las cuevas de Elephanta. Se trata de un isla a unos diez kilómetros del centro de Mumbai, a la que se llega tras una breve travesía en barco y en la que se pueden visitar los hermosos templos excavados en roca y dedicados al dios Shiva. Además es un lugar donde darse una buena dosis de paz y sosiego, que buena falta hace en la trepidante Bombay.
Cuando lo que se busca es espiritualidad Mumbai es un tesoro. El templo hindú Mahalakshmi, la mezquita Jama Masrid o el Parsi Fire Temple, son solo un ejemplo del gran número de templos, lugares religiosos y sagrados que alberga la gran Bombay. Son espacio para huir del ruido y el caos para sumergirse en el silencio y tratar de encontrar un poco de paz entre tanto trasiego.
El tamaño hace casi imposible ver todo cuanto tiene esta ciudad, así que si se tiene tiempo tras los imprescindibles, al visitante aun le espera un universo entero de rincones por descubrir en Bombay.