Desconocida y alejada de los itinerarios habituales, la capital de Bielorrusia es un misterio que merece la pena descubrir.
Aquí te dejamos nuestra galería de imágenes de Minsk en Bielorrusia:
En el corazón de Europa del este, haciendo frontera con Rusia, Ucrania y Polonia, grande y altiva Bielorrusia intenta sacar la cabeza y abrir sus fronteras hacia Europa. Su capital Minsk es su gran estandarte, una ciudad moderna, divertida y apasionante preparada para recibir con los brazos abiertos a quienes tengan ganas de descubrir una Europa diferente.
La historia tiene registros de Minsk desde el siglo XX, lo que convierte a esta ciudad en una de las mas antiguas de Europa. Desgraciadamente conserva muy poco de toda esa historia pues fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial.
Minsk fue bombardeada por los Nazis desde el primer día de guerra. Semanas después la tomaron y la convirtieron en su cuartel general en la zona. Cuatro años después la ciudad fue liberada por el ejército soviético y en el reparto de Europa que hicieron los vencedores, Bielorrusia pasó a formar parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Por todo ello la reconstrucción de Minsk se hizo al mas puro estilo soviético, lo que la ha convertido en uno de los mejores escaparates para apreciar la, cuando menos, curiosa arquitectura soviética.
La Plaza de la Victoria es, además del corazón de la ciudad, una plaza monumental y sobria. Si no fuera porque está llena de vida, de gente y de alegría, este lugar da la impresión de que de un momento a otro van a aparecer por alguna de las grandes avenidas miles de soldados desfilando bajo la extinta bandera de soviética. El gran obelisco -de mas de 38 metros de altura- en honor a los partisanos bielorrusos y los soldados rusos, no hace mas que acrecentar la sensación de estar ante los restos de un árbol caído.
Una vez despertada la curiosidad por la historia de Minsk, no hay mejor forma de saciarla que visitando dos museos que resumen su pasado. El Museo Nacional de Historia y Cultura regala al visitante una amplia colección de obras de arte y piezas arqueológicas que van desde el año 40.000 a.C. hasta nuestros días. El Museo de la Gran Guerra Patria es un retrato de todo lo acontecido en el país durante la ocupación nazi, muy duro de visitar pero realmente instructivo.
Ahora toca perderse por la enormes y monumentales avenidas de Minsk, dejarse sorprender por el contraste este su aspecto y su bullicio, mientras van saliendo al paso hermosos lugares. Uno de ellos es la Catedral del Espíritu Santo, uno de los pocos edificios históricos que resistió los bombardeos. Construida en el siglo XVII, fue clausulara durante la época soviética y hoy es una completa galería de arte Sacro.
Seguimos con los contrastes porque otra de las sorpresas que nos esperan en Minsk es el Parque de Atracciones , otro de los supervivientes de la guerra. Este parque, levantado en 1932, es uno de los paseos más divertidos de la ciudad. En contraposición, podemos visitar después la Isla de las Lágrimas, una pequeña isla en el río Svisloch, donde se rinde homenaje a los soldados caídos en la guerra de Afganistan gracias a un monumento estremecedor que representa a las madres y las viudas de los caídos.
Nos queda la Biblioteca Nacional de Minsk, moderna e impresionante (sobre todo de noche), la Iglesia de Santa María Magdalena, heróica superviviente, o el misterioso Comando Central de la KGB, eso por mencionar solo algunos. Pero lo que seguro nos quedará tras la visita a Minsk es la sensación de haber descubierto una de las ciudades más interesantes de Europa del Este.