San Petersburgo es un ciudad monumental, un verdadero museo al aire libre donde pasear, contemplar y casi sentir que formas parte de la gran historia de la ciudad. Porque es uno de esos lugares donde pasan las cosas que cambian el rumbo de historia y por eso vale la pena saber algo más de ella antes de llegar allí.
El Zar Pedro el Grande fundó en 1703 San Petersburgo con intención de que sirviera como puerta de Rusia hacia Europa. El Zar más importante de Rusia consiguió construir una ciudad moderna y abierta, el orgullo de la madre patria y su capital durante más de 200 años. Esta misma ciudad imperial fue la cuna de la Revolución Rusa, lo que obligo en 1918 a trasladar la capitalidad a Moscú, hasta 1924 cuando, con motivo de la muerte de Lenin, la ciudad se transformó en Leningrado. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió el famoso sitio de Leningrado, más de 900 días de aislamiento que miles y miles de personas pagaron con su vida.
Sabiendo todo esto, la impresión que causa San Petersburgo es aún más grande cuando se visita por primera vez. Merece la pena empezar por la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, la ciudadela que dio origen a la ciudad. Hoy es, entre otras cosas, la sede del Museo de Historia. Además cuenta con grandes e interesantes edificios, entre los que destaca la Catedral de San Pedro y San Pablo, donde están enterrados todos los zares desde Pedro el Grande hasta Nicolás II. Además, desde la torre hay unas preciosas vistas de la ciudad. Si vas al atardecer, merece la pena sentarse en la playa del Neva a ver como la luz va cambiando los colores de la ciudad.
Aunque, sin duda, el corazón y el alma de San Petersburgo es el Palacio de Invierno, sede del Museo del Hermitage. El edificio es absolutamente maravilloso y las obras que alberga en su interior lo convierten en una de las grandes pinacotecas del mundo, con nombres tan impresionantes como Da Vinci, Rafael, Goya o Velazquez, pero también Matisse, Degas, van Gogh o Picasso. Este gran museo es, por si solo, razón suficiente para visitar la ciudad.
Pero aún hay más, está ese icono que todos hemos visto en fotos y cuya belleza sorprende y entusiasma a partes iguales. Se trata de la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada. Todo en este edificio es espectacular, desde sus colores hasta sus cúpulas y sus formas. Este impresionante monumento fue construido en el lugar donde el zar Alejandro II había sido asesinado 30 años antes.
Y con estas tres maravillas no hemos hecho nada más que empezar, aún quedan muchos lugares por descubrir en esta gran ciudad. Los cuatro kilómetros de Nevsky Prospekt, la calle más importante de la ciudad, son un buen lugar para empaparse de la vida y el bullicio de la ciudad. Además, paseando por ella te vas a encontrar lugares tan hermosos como la Catedral de Kazan, considerada la catedral de la ciudad o la Iglesia de Santa Catalina, una de las iglesias católicas más antiguas de Rusia.
Seguimos con los lugares sagrados con la Iglesia de Nuestra Señora de Vladimir, que a pesar de haber estado cerrada durante toda la época soviética hoy es una de las más activas de la ciudad. Tampoco podemos dejarnos la Catedral de San Isaac, con las mejores vistas de San Petersburgo, no en vano es la más alta del mundo.
Hay mucho más, hay hermosos palacios, parques que parecen museos y paseos por uno de los ríos con más encanto, el Neva. San Petersburgo es tan grande como hermoso y monumental, pero sobre todo es una de esas visitas que se quedan grabadas en la memoria.