Siendo la capital del mundo occidental el turista podría imaginar una ciudad trepidante y bulliciosa como Nueva York, pero muy al contrario, Washington es una ciudad tranquila, pensada para hacer la vida más sencilla a quienes se encargan de gobernar el mundo.
Es la cuna de todas las grandes instituciones del país y está poblada, principalmente, por funcionarios del gobierno, a quienes se puede reconocer fácilmente por su traje formal y su café en vaso de papel. Es más que habitual encontrarse con ellos a la hora del almuerzo, degustando un emparedado o cualquier otra versión de comida rápida americana, antes de volver con prisa a su oficina.
Washington es el National Mall, una explanada de más de tres kilómetros donde se concentran muchas de las grandes atracciones de esta ciudad. También se trata de uno de los lugares más emblemáticos de la historia reciente del país. El lugar donde Martin Luther King dio el gran discurso, aquel famoso I have a dream; el lugar de las grandes concentraciones contra la guerra de Vietnam; el lugar donde todos los presidentes han sido aclamados en día de su investidura. Por todo esto, un paseo por el National Mall es una experiencia imprescindible.
La visita debería comenzar por el Capitolio, el edificio más famoso de todos los EEUU. Por fuera es espectacular y por dentro es un auténtico placer para los sentidos, eso si, el turista tendrá que soportar una buena dosis de la pasión y el orgullo que los americanos sienten por su patria. Pero antes de dirigirse aquí, no se puede dejar pasar la Biblioteca del Congreso, una de las más grandes del mundo. Hermosa tanto por los incunables que tiene como por la maravillosa estética que los acompaña. Probablemente una de las visitas más interesantes de la ciudad.
Continuando la visita del National Mall, llega el turno de los museos. Casi todos ellos forman parte del enorme patrimonio del Instituto Smithsonian, siendo alguno de los más destacables el Museo Nacional del Aire y el Espacio, el Museo Nacional de los Indios Americanos, el Museo de Historia Natural o el Museo de historia Americana. Será un día barato, la mayoría de las entradas son gratis, y muy ilustrativo.
La Casa Blanca es otro de los grandes alicientes en un paseo por el National Mall. Casi todos los turistas se llevan la misma impresión, ser mucho más pequeña de lo que uno imagina del hogar de uno de los hombres más poderosos del planeta.
Habiendo alcanzado ya el centro del National Mall impresionan los 170 metros de altura del Monumento a Washington, a donde se podrá subir a partir del 2019 y disfrutar de unas grandes vistas del mall. Lo siguiente debe ser el Monumento a Abraham Lincoln, un magnifico mausoleo estilo griego con una de las fotos más famosas de la capital.
Dos elementos importantes del mall nos faltan para terminar el paseo: la Reflecting Pool, situada entre los dos monumentos y el Memorial de los Veteranos de Vietnam, que pone “el pelo de punta”.
Tras recorrer el National Mall, el visitante aún tiene otros preciosos rincones de descubrir. El elegante y distinguido barrio de Georgetown, donde fotografiar alguna de las casas más hermosas de Washington o las famosas escaleras del El Exorcista, o el colosal y enorme Cementerio de Arlington, donde buscar la tumba del célebre John F. Kennedy, sin olvidarnos de un bonito paseo por la orilla del río Potomac o de la obligada visita al barrio de Capitol Hill y su Eastern Market.
Por todo esto y sobre todo por la sensación de estar en el lugar donde se decide el destino del mundo, visitar Washington es casi obligado para el viajero concienzudo.
