Como son las lineas de Nasca

Las Lineas de Nazca, veinte años y un día después

Veinte años y un día suena casi como una condena, pero quien me iba a decir a mí que me encontraría de nuevo aquí, en Nazca, veinte años y un día después de aquella primera visita. Es como si hubiera sido condenado a volver, aunque lo cierto es que me siento feliz habiendo cumplido mi condena. Casi es más reconfortante porque mi regreso a Nazca, después de tanto tiempo, ha sido fruto de un golpe de suerte, un premio gordo que mira tú por donde me ha traído de vuelta a uno de los grandes recuerdos de mi juventud.

Aquí te dejamos nuestra galería de imágenes de las Lineas de Nazca en Perú:

Cenando en casa de un buen amigo hace unos meses, su hijo nos cogió por banda para vendernos unas papeletas con que financiar su viaje de fin de curso. Estoy seguro de que todos os habéis encontrado más de una vez en la misma situación, bien pasando el apuro de ver como tus hijos “sablean” a tus amigos o familiares, bien sufriendo el obligatorio sablazo. Nosotros, como no puede ser de otra manera, le compramos al chaval 4 papeletas. Eran las primeras que vendía y estaba muy contento con sus primeros ingresos. No habían pasado ni cinco minutos cuando nos olvidamos completamente del tema.

Después pasaron un par de meses y aquellas papeletas no solo habían quedado en el olvido más absoluto, es que ni siquiera sabía qué sorteaban. Hasta que un buen día me llama el chaval, el de las papeletas, estaba algo nervioso y hablaba muy deprisa, pero me pareció entender que me había tocado el premio. Me picó la curiosidad porque no es que tenga yo un gran historial de premios, vamos que no me había tocado nada hasta aquel momento. Un viaje a Perú, me decía el muchacho, le ha tocado un viaje a Perú. Me costó sonsacarle todo. La agencia de viajes había llamado al chico porque la papeleta premiada en el sorteo, que había sido un mes y medio antes, era una de las suyas y resulta que él recordaba perfectamente haberme vendido a mi sus primeras 4 papeletas, siendo la segunda la que había sido agraciada con el premio.

Conocer las Lineas de Nasca

Gracias a ese chaval y a su sablazo aquí estoy de nuevo en Perú, un país apasionante, y más concretamente en el aeródromo de Nasca, tomando un café y escribiendo esto cuando aún tengo frescas las sensaciones después de haber vivido, por segunda vez, una de las mejores experiencias que ofrece el Perú, sobrevolar las Lineas de Nazca en avioneta.

Hace veinte años y un día, más o menos a la misma hora que hoy, me estaba bajando de una pequeña avioneta, mareado como un demonio, tras un vuelo brutal sobre las Lineas de Nazca. En mi cabeza daban vueltas y vueltas las imágenes de la ballena, el mono o la araña mezcladas con la extraña sensación que deja en un joven curioso e inquieto- como era yo- esas visiones tan de otro mundo.

Hoy,  la ballena, el mono, el colibrí o el cóndor han causado en mi las mismas sensaciones que entonces pero quizá porque el vuelo ha sido mucho más tranquilo o tal vez por los veinte años y un día transcurridos, esta vez no siento la necesidad de buscar una explicación.

Sobre las llanuras desérticas de los valles de Nazca y sus más de 500 kilómetros cuadrados, hay una serie de figuras geométricas y de animales, con una antigüedad de más de dos mil años, de unas dimensiones que van desde los 32 metros del llamado astronauta hasta los mas de 200 del papagallo, magistralmente diseñadas para ser visibles solo desde el aire. El hecho de estar construidas hace más de veinte siglos y que sean visibles solo desde el aire, convierte a las Lineas de Nazca en una verdadera paradoja para mi inteligencia.

Hace veinte años y un día también vimos un documental sobre la historia de las Lineas de Nazca, pero ni los nervios ni el viaje previo de 12 horas en autobús, me permitieron prestarles mucha atención.  Solo tengo recuerdos muy vivos de aquella pequeña avioneta, con mis amigos y el piloto acróbata. No puedo describir lo que era el ruido de aquel cacharro, los giros que daba en el aire y como se apreciaban los dibujos a cierta altura. Desde el suelo no se intuía nada. Me acuerdo muy bien que cuando volábamos por encima de algunas líneas el piloto nos aleccionaba con el parecido y nos decía si queríamos volver a verlo de nuevo. Si le decíamos que si, hacía unos giros temerarios y vuelta a ver otra vez la misma línea. En la pista había más avionetas pero ese día y hora solo estábamos nosotros por lo que el piloto tampoco tenía ninguna prisa por acabar. Recuerdo que estuvimos muchísimo mas tiempo del pactado. Al bajar, mi amigo no pudo aguantarse y vomitó nada más salir de la avioneta. Yo recuerdo muy bien aquellas sensaciones, creo que respondían al hecho de haber visto algo tan increíble como imposible de explicar.

Como son las lineas de Nasca

Ahora mismo, recién salido de la avioneta, también pequeña pero con un piloto cuerdo, siento una gratitud infinita por haber tenido la suerte de contemplar de nuevo el gran mono de 110 metros y la perfecta espiral de su cola o el misterioso astronauta (al que algunos dicen chaman) y las más de una decena de Lineas de Nazca. Soy consciente de la magnitud de este lugar y del misterio que lo rodea, pero ya no siento la necesidad de buscar una explicación; veinte años y un día después de la primera vez, no necesito una explicación solo disfruto de la belleza y el encanto de lo inexplicable.

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