Que ver en Malabo

Los encantos de Malabo

Malabo es una ciudad que despierta los sentidos, una ciudad que te embauca con su arquitectura de contrastes mientras te conquista con su luz, su mar, su gastronomía y sus gentes. Por todo esto y por lo que cada uno encuentra en ella, Malabo es un destino con encanto.

La capital de Guinea Ecuatorial está situada al norte de la isla de Bioko, en el Golfo de Guinea, en África Occidental y es una de esas ciudades a las que ir para enamorarse un poco de este mágico continente.

Porque Malabo, como toda buena capital africana, es una ciudad de contrastes, pero aquí el contraste lo produce la genial combinación de arquitectura colonial y moderna. Los vestigios de su época española están presentes en cada esquina y se mezclan con la modernidad de una ciudad deseosa de abrirse al mundo.

La mejor manera de conocer esta ciudad es perderse por el centro. Un entramado de calles peatonales en un diseño cuadrado, poblado de hermosas construcciones coloniales a los que su estado de conservación les da un toque decadente y encantador.

Pero hay algunas afortunadas, a las que el paso del tiempo les ha sentado tan bien que visitarlas se hace imprescindible. La Casa Teodolita es un gran ejemplo; fue construida en madera, en 1902, y su fachada color crema es una de las insignias del Malabo colonial. También resulta necesario llegar hasta la fabulosa Casa Verde de Malabo, que fue construida en Bélgica y trasladada a la ciudad a mediados del siglo XIX y que es, hoy, la edificación más antigua de la ciudad.

Aunque el lugar donde más de cerca se va a vivir el ambiente de Malabo, aunque no sea el más bonito, es su Mercado Central. Un mercado bullicioso, donde regatear es una obligación y comprar un verdadero placer.

Después de empaparse de la auténtica Malabo, llega el turno de visitar sus lugares más emblemáticos, como la maravillosa Catedral de Santa Isabel, un hermoso templo neogótico con dos hermosas torres de 40 metros de altura que dejara una huella imborrable.

Otro de los clásicos es el Seminario de la Banapá, cuya belleza tienta, incluso al ateo, a apuntarse solo para poder disfrutar con tranquilidad y tiempo de todos los rincones de este lugar. Y tampoco se puede dejar de mencionar el Palacio de la Presidencia o el Ayuntamiento como joyas indispensables del colonialismo en Malabo.

A éstos edificios históricos les acompañan un buen número de zonas verdes, entre las que destacan las 87 hectáreas del Parque Nacional. Un lugar de esparcimiento para propios y extraños, con ese punto especial para que nadie olvide que está en una capital africana.

Playas de Malabo

Y buscando donde relajarse, Malabo tiene un par de secretos para los visitantes más osados. Se trata de dos de sus playas más cercanas, las playas Seis y Quince. Dos paraísos de arena blanca que brindan el placer de tumbarse en la playa a la sombra de un árbol.

Por todo esto y por lo mucho que Malabo está dispuesta a ofrecer al turista, aquellos que decidan viajar vivirán un exótico recorrido por una ciudad con historia que ansía modernizarse y enseñar todos sus encantos al mundo.

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