Maputo, el encanto del caos

Hoy viajamos a la capital de Mozambique a vivir la aventura de visitar Maputo y dejar que su encantadora decadencia nos conquiste.

Porque no es una ciudad de grandes monumentos o parques, es una ciudad viva, despierta y distinta, donde pasear -sea de día o de noche- es un placer y encontrarse con la historia y la cultura del país, un privilegio.

Lo primero que nos llamara la atención es el caos arquitectónico de la ciudad. Incluso sabiendo poco o nada de la historia de Mozambique, es fácil imaginarla por su fisonomía.

En el centro vamos a encontrar la colonia portuguesa. Pasearemos entre hermosos edificios coloniales, unos mejor conservados que otros pero todos bonitos y elegantes; también disfrutaremos de grandes y arboladas avenidas y, como no, de algunos edificios singulares.

Que ver en Maputo

Destacaremos, por su singularidad y belleza, la estación del ferrocarril de Maputo que dicen que diseño el mismísimo Eiffel. No sabemos si es cierto o no, pero no tenemos duda alguna de que este edificio por sí solo bien vale el viaje a Maputo.

La que si fue obra del ilustre constructor de la torre más famosa del mundo es la Casa de Hierro. Fue construida en hierro y metal, lo que en una ciudad tan calurosa puede no ser muy buena idea, y en cualquier ciudad del mundo sería un museo por si misma. Aquí intenta pasar desapercibida con sus pinturas desconchada, escondida entre árboles.

Pero nuestros paseos nos van a enseñar otra ciudad. La Maputo socialista que durante los 70 y los 80 se dedicó a construir viviendas y edificios al mas puro estilo moscovita. Su diseño, sobrio y cuadrado a base de cemento, crea un curioso contraste con los preciosos y adornados edificios coloniales.

El viajero también se percatará enseguida del intento de modernización que la ciudad está padeciendo en los últimos quince años. Edificios modernos que albergan organismos públicos y tratan de darle un toque señorial a la humilde Maputo. Algunos ejemplos muy visibles son el Palacio de Justicia o el Tribunal de Administración.

Además de observar la ecléctica arquitectura de Maputo también sorprende la ausencia de grandes zonas verdes. Por lo visto, durante años las autoridades no consideraban importante eso del ocio, así que nunca pensaron en destinar espacios para ello en la ciudad.

Pero quizá sea esta también la razón por la que la ciudad es tan interesante y divertida de pasear. Al caer el sol, las grandes plazas de la ciudad y en especial la Plaza de Sé, donde está ubicada la Catedral de Maputo, se llenan de gente que utiliza el espacio público de mil formas diferentes.

Encontrarán mujeres cantando música religiosa; verán hombres jugando al fútbol en campos imaginarios; observaran personas ejercitándose en cada esquina y grupos de amigos contando las experiencias del día. Plazas abarrotadas de personas pasando el rato y el privilegio de compartirlo con ellos.

Y a todo esto hay que sumarle que cada muro cuenta con un curioso mural -el arte callejero está a la orden del día- que es una ciudad segura y que tiene un buen puñado de hermosas playas. Ahora, solo queda dejar de soñar con el continente mágico y lanzarse a descubrir el encanto del caos de Maputo.

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