La Habana es una ciudad de inevitables contrastes, en la que se funde el mar Caribe con un sinfín de edificaciones históricas, callejones pintorescos y gente muy alegre. Pero, si de comer se trata, este es un momento ideal para que degustemos las calles de La Habana.
Te presentamos algunos de los platos más populares y característicos que vas a encontrar en tu visita a La Habana.
Moros y cristianos, una mezcla de culturas
Cuba, y especialmente La Habana, es uno de esos lugares en los que se respira de gran manera una combinación de manifestaciones étnicas y culturales. Esto es algo que el visitante puede presenciar desde el primer momento, con solo mirar a la gente local.
Pero, esta combinación no se quedó solo en el mestizaje de su población, sino que atravesó espacios hasta llegar a la cocina, y el resultado fue un llamativo plato literario e ingeniosamente bautizado como moros y cristianos, aunque también se le puede encontrar como congrí.
Esta preparación consiste en una mezcla de arroz blanco y frijoles negros, magistralmente sazonados con un sofrito a base de orégano, comino, ají, ajo y cebolla. Adicionalmente, en algunos lugares se agregan pedazos muy pequeños de carne de cerdo frita a la preparación, lo que le otorga un sabor y textura para chuparse los dedos.
Hay que probar la ropa vieja
La ropa vieja sirve para muchísimas cosas, y una de ellas es para probarla. Pero, en este caso estamos hablando de un plato típico habanero, cuya base es la carne de res. Para prepararlo, la pieza de carne cocida es desmechada, sacando de ella finos hilos, los cuales serán guisados con ají, pimiento, cebolla y ajo.
Una vez terminada esta parte, llega la hora de servir el plato, y, como en La Habana todo se mezcla, la ropa vieja corre esa misma suerte. Se la sirve acompañada de arroz blanco, cortes de plátano verde frito, conocidos como tostones, y aguacate. Imaginarse la explosión de sabores y colores que de allí sale es increíble, pero comerla lo es aún más.
Los acompañantes también cuentan
La gastronomía de La Habana tiene en común con otras culturas latinoamericanas y caribeñas su predilección por el consumo de plátano en diversas formas. Por eso, el plátano verde suele dar paso a un snack conocido como tostones, que consiste en trozos gruesos de este fruto que son freídos, aplastados y luego freídos nuevamente.
De esta manera, los tostones adquieren una textura crujiente y agradable, sobre la cual puede colocarse algo de sal, y son perfectos para acompañar platos principales o comerlos solos. Sencillamente irresistible.
Por su parte, el plátano maduro también adquiere protagonismo, al ser cortado en tajadas que luego se fríen, haciendo brotar todo su dulzor. Es una guarnición perfecta para cualquier comida, permitiendo combinar sabores dulces con otros salados.
La cocina cubana, tan diferente e ingeniosa, merece ser probada en nuestra estancia en La Habana.
