Mon amie, comer en París, como casi todo en la ciudad de la luz, es una delicia. Cuando hablamos de comer en la capital de un país como Francia, donde comer se eleva a la categoría de arte, sabemos que vamos a hacerlo muy, pero que muy bien.
Aquí te dejamos nuestra galería de imágenes de Platos Típicos de París:
Porque París alimenta todos tus sentidos. París entra por los ojos, con la belleza de su arquitectura; te atrapa con el oído y el tacto, mientras escuchas y casi palmas el discurrir apasionante de la vida; te obnubila a través de olfato con sus perfumes, pero te conquista gracias al gusto con su gastronomía. Y es por eso, porque París quiere conquistarte, por lo que tienes que probar todos y cada uno de sus platos emblemáticos, aquellos que han hecho de la comida parisina una de las más apreciadas del mundo.
Pero antes de salir a degustar la comida parisina debemos cambiar el chip, porque el horario de comidas y cenas es algo más temprano que el nuestro. Para comer, el horario habitual de los restaurantes es de 12 a 14 horas, cuando cierran muchas de las cocinas. En cuanto a la cena, los restaurantes comienzan sobre las 19:30 , aunque el horario habitual para una cena en Francia son las 20:30. En cualquier caso, si te cuesta adaptarte a las comidas y cenas tempranas, siempre puedes acudir a las brasseries, que sirven comida menos elaborada que en los restaurantes pero lo hacen durante todo el día y con precios más económicos.
Ahora que sabemos cuando comer, vamos al meollo del tema: ¿qué comer en París?
Empezamos por uno de los imprescindibles de cualquier comida francesa, el pan. Hay más de 350.000 panaderías en París, donde el pan es un elemento de culto. Allí hay que probar la auténtica baguette, un pan alargado y crujiente, y los pains, pequeños y gruesos con diferentes formas.
Después tenemos que probar los quesos franceses. La variedad es la nota predominante si hablamos de quesos en París. Dicen que tienen uno distinto para cada día del año, ¿te imaginas?. Probarlos todos sería imposible, pero hay algunos que no pueden faltar como el Camembert, el Vieux Boulogne, el Brie o el Roquefort. En París, el queso se come como entrante en una tabla de quesos que se suele servir con frutos secos y acompañar con un buen vino francés; como plato principal en una fondue, o tras el plato principal como un postre. Allí, cualquier momento es bueno para comer un poco de queso.
Llegamos a los entrantes y entre los más parisinos están los escargots, caracoles cocinados con mantequilla, ajo y perejil; los moules frites, mejillones al vapor servidos con patatas fritas; sin olvidarnos de una de las estrellas de la comida francesa, el foie gras o el foie de canard, exquisitos patés que se puedes degustar con pan o a la plancha, para intensificar su sabor.
Para el primer plato, una opción típica es una sabrosa omelette, una tortilla rellena con champiñones, queso, jamón o cualquier cosa que imagines; otro clásico es la soupe a l’oignon, una deliciosa sopa de cebolla cocinada con mantequilla y queso. Aunque quizá lo más habitual como primer plato es una ensalada, que puedes encontrar en mil formas diferentes.
Tras los entrantes y el primero, llega el turno al plat du resistence, que es como se conoce al plato principal. En este punto el elenco es tan amplio que cuesta recomendar solo unos pocos, pero como todos las cosas buenas de la vida, no queda mas remedio que elegir.
Entre los mas populares está el cup au vin, un delicioso pollo estofado cocinado con verduras y vino y el confit de pato, una pierna de pato salada primero y después escalfada para concentrar el intenso sabor. En cuanto a las carnes rojas, tenemos dos estrellas indiscutibles: el tournedo rossini, un filete de buey de unos 6 centímetros que se suele servir poco hecho y el filet mignon, un filete de ternera grueso, cocinado a la plancha que queda dorado por fuera y jugoso por dentro. Seguimos con el plato principal probando un plato tradicional en toda Francia, el pot au feu, carne de buey cocido en un caldo con verduras y especias. Si no somos amigos de la carne, entonces nuestro plato es el ratatouille, verduras frescas salteadas todas juntas con aceite de oliva y aderezadas con hierbas.
En cuanto a los dulces, París es un paraiso para los golosos. ¿Quien no quiere tomar un crossaint o un pain au chocolat? O quizá unos macarons, esas galletitas de colores rellenas de ganache y hechas a base de almendras molidas, claras, huevos y azúcar. Cómo no hablar de los crepes que ser salados o dulces, y son deliciosos en cualquier caso.
Ahora, cuando ya estás deseando probar todos estos manjares es cuando entiendes porque de París siempre se traen algunos kilos de más.