En la orilla derecha del Tíber, imponente y altivo, el Castillo Sant’ Angelo lleva casi dos mil años protegiendo Roma. Durante todo este este tiempo esta fortaleza ha sido el bastión de la ciudad, el lugar que había que tomar si se quería conquistar Roma. Hoy, Roma no tiene que ser defendida y el castillo reposa tranquilo esperando ser visitado y admirado.
Aquí te dejamos nuestra galería de imágenes del Castillo Sant’Angelo en Roma:
Fue el emperador Adriano quien ordenó su construcción en el año 135 d.C., con la intención de convertirlo en un mausoleo para su familia. Durante los 300 años siguientes diferentes emperadores fueron ampliando y reforzando la construcción, hasta el año 403 cuando fue integrado en la Muralla Aureliana, pasando a formar parte de la estructura defensiva de la ciudad ya con el nombre de Castellum.
En el año 590, mientras la peste asolaba Roma, el Papa Gregorio I durante una procesión creyó ver al Arcángel San Miguel en lo alto del castillo envainando su espada, interpreto que estaba dando así por terminado el castigo divino. La plaga terminó poco después, tal y como el Arcángel había anunciado. Esta leyenda es el origen tanto del nombre definitivo de esta fortaleza, Castillo Sant’Angelo, como de la hermosa estatua que corona el edificio.
Desde entonces hasta principios del siglo pasado, cuando el edificio fue convertido en el museo que hoy es, muchos Papas fueron haciendo diversas ampliaciones y reformas- incluyendo un pasadizo de 800 metros que lo conectaba con el Vaticano- para utilizarlo también como refugio, tanto en los ataques a la ciudad como en tiempos revueltos y peligrosos. Todas estas reformas fueron añadiendo a la estructura clásica elementos medievales, renacentistas y barrocos que hacen único el Castillo Sant’Angelo
Se accede al castillo a través de uno de los puentes más bonitos de Roma, el Puente San’t Angelo. Nada más entrar se pueden admirar diversas maquetas del castillo en sus distintas épocas dando una idea de la evolución de esta antigua construcción.
Del núcleo original del edificio y del atrio romano parte una gran rampa que sube a través de las diferentes plantas del castillo para terminar en la cámara de las cenizas, el origen del primero de sus usos, como mausoleo.
Aunque es su faceta de fortaleza la que causa una gran impresión. Bastiones, almenas, respiraderos y todo tipo de elementos defensivos, además de armas de todas las épocas, se van descubriendo durante el recorrido hasta llegar a las famosas prisiones históricas, donde han estado encerrados algunos célebres personajes.
También impresiona su faceta de palacio. Como lugar de refugio de muchos Papas a lo largo de la historia, el castillo dispone de un gran número de estancias palaciegas, decoradas con frescos renacentistas, además de biblioteca, cámara del tesoro y diversos patios y logias. Todas estas estancias tienen una estructura laberíntica que se puede recorrer libremente en la visita al castillo.
Por último, las terrazas del castillo ofrecen unas espectaculares vistas de Roma, del Tíber y de la Ciudad del Vaticano, además de una última perspectiva de toda la superficie del castillo que se distingue perfectamente desde las alturas.
Sea por su faceta de mausoleo, por su carácter de fortaleza o por sus hermosas habitaciones, el Museo Nacional del Castillo Sant’Angelo es una de las visitas imprescindibles en Roma.