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El Puente de Carlos, una Postal en Praga

Han transcurrido más de seis siglos y medio desde que se construyera y sigue siendo uno de los lugares más emblemáticos de Europa, por todo,es el Puente de Carlos, una Postal en Praga. Y es que el reflejo de su silueta sobre el río Moldava cuando el atardecer cae sobre sus 30 estatuas barrocas, marca para siempre el espíritu de los viajeros románticos que tienen la suerte de visitar la capital checa.

  Aquí te dejamos nuestra galería de imágenes del Puente de Carlos en Praga. Hacer clic en la imagen para abrirla.

La construcción del Puente de Carlos

Este famoso e histórico puente de piedra en Praga que une Mala Strana y la Ciudad Vieja, empezó a construirse el 9 de julio de 1357 por orden del Rey Carlos IV, luego de que el puente anterior, el puente de Judith, se vino abajo en 1342 durante una crecida del río. La fecha para poner la primera piedra se eligió por dictamen de los astrónomos de la corte del rey y resulta en una serie capicúa.

Durante su construcción nada fue dejado al azar; el diseño es obra del mismo arquitecto y escultor alemán que firma la Catedral de San Vito, Peter Parler. Aunque los trabajos culminaron 45 años más tarde, la mayoría de sus más vistosos detalles fueron colocados a posteriori.

Al igual que el resto de la ciudad, el Puente de Carlos es heredero indiscutible de la época gótica; en los extremos del puente se erigen tres torres concebidas para guardar la entrada a la estructura. Del lado del barrio Mala Strana, la torre más pequeña es la Torre de Judith, de estilo romántico con tejado renacentista, debe su nombre al puente de madera original y se encuentra unida a la Torre de Mala Strana, construcción gótica hecha a petición del Rey Jorge de Podebrady en el siglo XV a la que es posible acceder y desde donde se obtienen unas vistas increíbles de la Ciudad Vieja.

Aún más impresionante, en la otra orilla nos encontramos la Torre de la Ciudad Vieja, diseñada también por Peter Parler y considerada una joya de la arquitectura gótica. Se emplearon más de cien pedreros en su construcción y fue terminada en el siglo XIV; esta torre era parte de las fortificaciones de la ciudad y fue el lugar donde se exhibieron las cabezas de varios nobles protestantes.

Además de sus fuertes pilares de piedra y edificaciones antiguas, este puente es reconocido por las 30 estatuas barrocas, que encuentras en sus laterales y acompañan el recorrido de principio a fin. Estas esculturas fueron instaladas a partir del año 1683, aunque actualmente gran parte de las que se exhiben son réplicas pues las originales fueron llevadas al Museo Nacional.

Todas estas esculturas son representaciones de grandes personajes históricos o santos y cuentan su propia historia. La que sin duda suele llamar más la atención es la estatua de San Juan Nepomuceno, en honor al santo patrón de Bohemia que fue arrojado a las aguas en 1393 desde el propio puente por no revelar los secretos de confesión de la esposa del rey Wenceslao IV; aquí se aglomeran los turistas pues se dice que si pides un deseo al tocar su base, este se cumplirá. Sorprende también entre el resto de la majestuosa galería a cielo abierto, la Crucifixión de Cristo, en bronce de 1629 y la estatua de San Vito.

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Paseando por el Puente de Carlos

Este monumento de 516 metros de largo además de conectar ambos distritos de la ciudad, es uno de los emblemas indiscutibles de Praga. Acoge a todas horas a gran cantidad de turistas, de vendedores y artistas callejeros que amenizan el recorrido con sus piezas y música.

Sin embargo, los mejores momentos para disfrutar de él suelen ser al amanecer, cuando los rayos del sol empiezan a bañar todo a su paso y se refleja imponente y romántico sobre el río Moldava, o durante la noche, cuando las luces de los farolillos sacuden la oscuridad de las estatuas y da al puente ese toque misterioso tan especial. Cualquiera de estos momentos hacen del Puente de Carlos una postal en Praga.

Ha sido escenario para películas como Misión Imposible y es que el Puente de Carlos es un espectáculo en sí mismo, que por cierto podrás admirar en todo su esplendor desde las alturas subiendo al mirador de la Torre Vieja; ofrece unas vistas inigualables de 360° desde su pasarela, disfrutarás de una panorámica del Castillo de Praga y te regalará una postal del río Moldava atravesando Praga.

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